No pasará mucho antes de que el mundo vea al Cristo. A pesar de las apariencias, Su misión prosigue bien y muchos son los cambios que Su presencia ha invocado. Existen aquellos que dudan de Su presencia en el mundo. Esto es natural; sólo cuando Su rostro sea visto los que dudan creerán. Así ha sido siempre. Muchos Le esperan con la esperanza de milagros. Muchos buscan Su auxilio y apoyo. Renunciando a los milagros de antaño, se consagrará a los problemas de la era: el hambre y la pobreza, la guerra y la necesidad. Cuando Le veáis, veréis a un Hombre que se ha entregado a Dios. Al hacerlo así, se ha convertido en un Dios. Tan completa es Su identificación con el Origen que nada se alza entre El y esa Divinidad.
Recordad, cuando Le veáis, que ninguna ley obliga Su presencia y regreso. Respondiendo únicamente a la llamada al servicio y el sacrificio, de nuevo carga el peso y lo reviste con alegría.
Repetidamente, ha solicitado vuestro apoyo. No han sido pocas las veces que os ha pedido que deis a conocer Su presencia. Si hubiesies cumplido con está petición, el mundo estaría mejor preparado para Su aparición. Triste es que aquellos que más lo anhelan menos hacen.
Por primera vez en la historia, el mundo entero verá y conocerá al Instructor. Por primera vez, juntos, los hombres saludarán al Mensajero de Dios. Cuando Le conozcan, descubrirán que es un sabio consejero, un verdadero hermano y amigo. Animaos con esta promesa, ya que no está lejos el día en que la angustia de los hombres será aliviada. Animaos con esta promesa, pues la marea se está volviendo a favor de la Luz.
El conocimiento de Dios es esencial para el progreso del hombre, pero se puede conocer a Dios de muchas maneras diferentes. Hoy, vuestros científicos están presentando facetas de la naturaleza de Dios hasta ahora desconocidas, y estas se encuentran en desacuerdo con las enseñanzas de las iglesias. Ha llegado la hora que las iglesias reexaminen estas enseñanzas a la luz del nuevo conocimiento ahora disponible para el hombre. Cuando lo hagan, encontrarán mucho que descartar y mucho que reinterpretar. Sólo entonces los mausoleos de los anticuadas doctrinas y dogmas, que es lo que son las iglesias hoy en día, se convertirán en vibrantes transmisores de la verdad de Dios.
En esta revalorización, el Maestro Jesús desempeñará un papel importante. Suya es la labor de reconstruir los grupos cristianos de acuerdo a unas líneas más fructíferas y de prepararlos para su cometido como centros de enseñanza y curación. En esto trabajará estrechamente con el Cristo, pero la misión de Maitreya abarcará todos los aspectos de las vidas de los hombres. Su energía e inspiración estimularán cada campo y los hombres Le reconocerán por el Instructor Mundial que es. Bajo Su orientación, los hombres reformarán al mundo de acuerdo con unas líneas más justas y espirituales y así comenzarán su ascenso a la cima de la montaña de la realización.
Por el Maestro —, a través de Benjamin Creme
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