APRENDER A DISTINGUIR LO REAL DE LO IRREAL
El verdadero espiritualista lo que busca es LA VERDAD, no importa de dónde venga porque la verdad contiene toda la realidad de la vida, la que vemos y la que todavía no podemos ver. No cabe duda que no es fácil descubrir la verdad, pero nuestro derecho y deber es descubrirla y para conseguirlo no podemos quedarnos con cualquier cosa que se nos cuente. Tenemos que desplegar todos nuestros talentos, desarrollarlos, explotarlos y plantearnos dudas que tendremos que ir resolviendo, y esto significa: trabajar.
Los verdaderos y grandes Maestros nos dicen que no creamos sus Enseñanzas hasta que nosotros no las hayamos investigado (análisis, discernimiento y discriminación) y habiendo corroborado que corresponden a la verdad, entonces, convencidos por nosotros mismos, entonces las adoptemos. Por supuesto que esto significa despertar y desarrollar la conciencia, y mantener de continuo este desarrollo para poder tener acceso a la verdad más amplia. No todos tienen acceso al mismo grado de verdad, pues aun con mucha capacidad intelectual y mucho conocimiento, finalmente va a determinar el nivel de conciencia, y éste nos lo tenemos que ganar día a día con el conocimiento, la meditación y el servicio.
Así distinguiremos lo real de lo irreal, y el verdadero Maestro del que no lo es. Por grande que sea un Maestro, aquello que no entendamos de sus Enseñanzas no nos lo debemos quedar, porque aun siendo verdad, nosotros todavía no estamos capacitados para captarla y si nos falta esa capacidad y adoptamos creencias porque nos las cuentan, estamos contribuyendo a desarrollar por igual verdades y mentiras. Cada uno debe aceptar sus errores, de los que seguro que va a aprender, al igual que con convencimiento y fuerza, vivir LA VERDAD que se va descubriendo.
En estos mismos grupos y en otros, se puede decir de todo, aun con la mejor de las intenciones, pero nosotros no podemos delegar nuestros talentos en manos de nadie. La evolución es individual e intransferible, por eso nuestro trabajo personal es ineludible y si no queremos esforzarnos tendremos las consecuencias pertinentes.
Cada uno, desde nuestro nivel de conciencia que nos habremos esforzado en conseguir, debemos exponer la verdad, aunque no coincida con la de otro, sin que para ello tenga que haber discusiones ni molestias; por encima de todo debe estar LA VERDAD y cada error al que nosotros ayudamos a fomentar con nuestro silencio o con nuestra palabra, somos responsables y hemos de estar preparados para recibir la respuesta de la Ley que siempre se cumple, porque es tan justa que no hay exclusione
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