Aspectos Comunes entre el Cristianismo y la Teosofía ~~~~~~
________________________________________________________ 3a parte
Examinemos por ejemplo las enseñanzas teosóficas, según las cuales existe una doctrina esotérica y una que trata de la incapacidad del ser humano de comprender a Dios. Ésta corresponde a la enseñanza brahmánica por la cual Parabrahm es inacercable. En “Éxodo” hay una historia que al profano parecerá absurda, pues Dios dice a Moisés que no podía verlo. Mientras que en “Éxodo” xxxiii, 20, Dios dice a Moisés que podría verlo solo por detrás. Todo esto resultará claro analizándolo de acuerdo a las reglas de la “Cábala,” a la par que si lo leemos superficialmente no tiene ningún sentido. En “Éxodo” iii, 14, Dios dice que su nombre es: “Yo soy el que soy.” Es decir AHYH ASHR AHYH, que debemos transformarlo en su valor numérico, ya que cada letra es un número. Por lo tanto, A es 1, H es 5, Y es 10, H es 5. Como hay dos mismas palabras, el total es 42. La segunda palabra es A = 1, SH = 300, R = 200, cuya suma es 501, que, añadida a 42, resulta ser 543, el número de “Yo soy el que soy.” Usando el mismo sistema en la palabra Moisés, obtenemos 345, o el inverso del número anterior. Por lo tanto, según la interpretación cabalística, Dios quería decir que Moisés hubiera conocido a Dios por medio de su contrario o del mismo Moisés. Algunos considerarán fantasioso este sistema, pero siendo el método sobre el cual estos libros han sido escritos, se debe conocer a fin de comprender lo que no está claro, eliminando el cargo bien sostenido según el cual las escrituras cristianas son absurdas, tal vez injustas y crueles desde un punto de vista superficial. Por lo tanto, en lugar de ridiculizar a Dios atribuyéndole la observación de que Moisés podía ver sólo “sus partes posteriores,” percibimos que tras de las palabras hay una profunda doctrina filosófica que corresponde a la de la Teosofía, según la cual Parabrahm es incognoscible y el Hombre es una pequeña copia de Dios, a través del cual, en un sentido o en su contrario, podemos ver a Dios.
Para el propósito de esta discusión, comparemos al Cristianismo por un lado y a las religiones del mundo por el otro, como representantes de la enseñanza teosófica revelada para ver en qué puntos, si hay, concuerdan. En primer lugar, notamos que el Cristianismo, siendo la religión más reciente, ha tomado sus doctrinas de otras religiones. Vivimos en una época iluminada para decir que el diablo o la gente mala inventaron las antiguas religiones a fin de confundir a los cristianos, como afirmó la iglesia en el tiempo del Abad Huc, cuando trajo consigo la narrativa del Budismo tibetano. Evidentemente, a pesar de los esfuerzos de la iglesia, el sistema cristiano es una mezcla del ario y del judío. No podría ser de otra manera, pues Jesús era un judío como también sus mejores discípulos y los demás que vinieron después, como san Pablo. Hasta los primeros padres, viviendo en esos territorios orientales, sustrajeron sus ideas de su medio ambiente.
Aún un análisis superficial acerca del ritual de la iglesia cristiana, revelará el hecho de que ha sido tomado prestado. Se entresacó de toda nación y religión y ninguna de sus partes pertenece a esta época ni al hemisferio occidental. Ambos, los brahmanes y los budistas, tienen un ritual extenso y elaborado. El rosario, que según los católicos pertenece a ellos, ha existido en Japón desde hace innumerables años, y antes de que en occidente hubiese civilización, el brahmán tenía su forma de rosario. El cristiano católico romano ve al sacerdote sonar la campanilla durante la Misa y el antiguo brahmán sabe que cuando reza por Dios debe sonar la campanilla que se encuentra en cada casa y templo. Esto se parece mucho a lo que Jesús mandó ya que dijo que se debe orar en secreto, donde nadie pueda oír. El brahmán suena la campanilla porque en el caso que haya alguien que pueda oír, no capte ninguna palabra sino sólo el sonido de la campanilla. La religión cristiana está repleta de imágenes de la virgen y del niño y encontramos lo mismo en los papiros egipcios y en las estatuas hindúes esculpidas antes del advenimiento del cristianismo. En realidad, todo ritual y observancia de las iglesias cristianas, se puede encontrar en el conjunto de las otras religiones acerca de las cuales estamos simplemente elaborando un bosquejo comparativo.
Al analizar las doctrinas, vemos nuevamente que la parte dogmática cristiana concuerda con la de estas antiguas religiones. Algunos sacerdotes enseñan la salvación mediante la fe, ésta es una antigua teoría brahmánica que se diferencia sólo en el hecho de que el brahmán demanda la fe en Dios como medio, fin, y objeto de fe, mientras que el cristiano añade la fe en el hijo de Dios. Según una forma de budismo japonés, atribuida a Amitabha, una persona puede alcanzar la salvación teniendo una fe total en Amita Buda, por lo tanto en virtud de la promesa de este último, rezándole tres veces a él, una persona puede salvarse. Los brahmanes siempre enseñaron la inmortalidad del alma. Su completo sistema cosmogónico y religioso radica en la idea del alma y de la naturaleza espiritual del Universo. Jesús y san Pablo enseñaron la unidad de los seres espirituales o seres humanos, cuando dijeron que el cielo y el espíritu de Dios moran en nosotros, y la doctrina de la Unidad es una de las más antiguas e importantes del sistema brahmánico. La posibilidad de alcanzar la perfección por medio de la unión de la religión y de la ciencia, convirtiendo al ser humano en un Dios, es decir la doctrina teosófica de los Adeptos y de los Mahatmas, la encontramos en el budismo y en el brahmanismo y no se opone a las enseñanzas de Jesús, el cual dijo a sus discípulos que si quisieran podrían realizar obras o “milagros” aún más grandes que los suyos. A fin de ejecutar estas obras se debe tener un gran conocimiento y poder. La doctrina considera la perfectibilidad de la humanidad, destruyendo la del pecado original, así que está en perfecto acuerdo con la religión de Jesús. El aconsejó a sus seguidores ser perfectos como lo es el Padre en el cielo, intento sin posibilidad si el ser humano no tuviera el poder de alcanzar tal estado de elevación. Este mandamiento es idéntico a lo que encontramos en el sistema ario. Por lo tanto, al tomar ampliamente en consideración el tema desde el punto de vista del simple ritual dogmático o de la ética, vemos que hay un completo acuerdo entre la teosofía y el verdadero cristianismo.